- 10 Out 2010, 13:38
#116949
Peço desculpas por estar postando em espanhol, pois está facil de compreender, retirei de um grupo que eu participo.
PELIGROS DEL HIPNOTISMO
Dominar a las demás por el poder de la voluntad es un ataque mental, mucho más
reprensible que un asalto o ataque en el plano físico de acción. A este asalto
mental se le llama "hipnotismo" y está calificado en sus efectos, lo mismo que el
asalto en el mundo físico. Un hombre fuerte puede dar una palmadita amistosa
para hacer que otro haga su voluntad o puede darle un golpe que lo deje
inconsciente. El vendedor hipnotista administra exactamente la fuerza necesaria
para hacer que el cliente compre o adquiera algo que no necesita, o que no está al
alcance de sus medios, y se ilusiona a si mismo diciéndose que es un negocio
legítimo.
Malo y despreciable como es esto, no es, por lo menos, tan malo como los efectos
posteriores que produce la práctica de sumir a los "sujetos" en sueño hipnótico. La
enormidad de este crimen puede apreciarse únicamente cuando se puede ver el
efecto sobre los cuerpos invisibles del sujeto.
Una característica de los cuerpos invisibles del hombre es que operan bajo el
impulso de la Voluntad. Todo impulso que viene de Adentro tiene su origen en la
voluntad del hombre mismo, mientras que los incentivos para la acción surgen de
fuentes Externas, comúnmente llamadas "circunstancias" las que tienen su origen
en la Voluntad ajena. La diferencia entre el hombre de carácter fuerte, bueno o
malo, y el HOMBRE DEBIL, estriba en que el primero está impulsado POR SU
PROPIA VOLUNTAD, actuando desde adentro, lo que le permite hacer sus cosas
como él mismo determina sin tener en cuenta las circunstancias.
Por otro lado, el débil, que no tiene voluntad, es el juguete inerte de las
circunstancias, dominado por la voluntad de los demás, náufrago en el mar
tempestuoso de la vida.
Ninguna persona de voluntad fuerte puede ser dominada por un hipnotizador en
tal extensión que llegue a dominarse y los que mantienen una actitud mental
positiva no pueden ser dominados. De ahí que a la confiada víctima se le diga
primeramente que se ponga en actitud perfectamente negativa y que quiera
dormir. Los pases del hipnotizador se dirigen entonces hacia la cabeza, golpeando
la cabeza del cuerpo vital y arrancándola de la física, de tal manera que cuelgue
como un collar de gruesos rodillos en torno del cuello, como si fuera un cuello
arrugado.
De esta manera se corta la conexión entre el Ego y el cuerpo denso como en el
sueño y los vehículos superiores se retiran. Pero ahora hay una condición distinta
a la del estado de sueño. La cabeza del cuerpo vital no está en su debido lugar,
envolviendo y compenetrando la cabeza física de la víctima. Está ahora
interpenetrada por el éter del cuerpo vital del hipnotizador y de esta manera éste
tiene poder sobre su víctima.
Si sabemos lo que significa "interceptar una línea" tendremos la clave de la
relación entre el hipnotizador y su víctima por lo menos en cierto grado. Si un
hombre tiene un teléfono privado directo desde su casa a su oficina y alguien hace
una conexión entre las dos casas, podrá interceptar los mensajes, enterarse de los
asuntos del hombre de negocios, expedir órdenes, etc. El hipnotizador hace algo
semejante. Intercepta la línea de comunicación entre el Ego y el cuerpo denso de
su víctima interponiendo parte de sí mismo en la línea, y en virtud de ello puede
obligar al Ego a salir al mundo invisible y a obtener allí cualquier información que
desee, en lo posible; o puede hacer que el cuerpo denso del sujeto haga locuras o
ejecute actos criminales, de acuerdo con los deseos del hipnotizador.
Pero no es esto lo peor del hipnotismo. El mayor peligro y más grave para la
víctima está en el hecho de que una vez que parte del cuerpo vital del hipnotizador
ha sido introducido en el de aquélla, ya no puede arrojarlo completamente al
despertar. Una pequeña parte del mismo permanece y forma un núcleo mediante
el cual el hipnotizador puede obtener nuevamente ingreso y subyugar a su víctima
más fácilmente la segunda vez, y en cada ocasión se agrega algo más a ese
núcleo, y así la víctima va quedando gradualmente impotente y desamparada,
dirigida por la voluntad de su dominador e independientemente de la distancia,
hasta que la muerte del uno o del otro acaba con toda conexión. Este residuo del
cuerpo vital del hipnotizador es también el almacén de las órdenes que deben
ejecutarse en el futuro, implicando la realización de ciertos actos en determinado
día y hora, Cuando llega el momento requerido, ese impulso obra en la misma
forma que el resorte de un reloj despertador, y la víctima debe realizar la orden,
aunque sea el asesinato, sin saber que está influenciada por otro. Al morir el
hipnotizador, todas sus víctimas se libertan y ninguna sugestión subsiguiente
podrá ya influenciarlas.
Se arguye algunas veces que el hipnotizador emplea su fuerza benéficamente
para curar al bebedor y otros vicios, y se admite fácilmente que desde ese simple
punto de vista material así debe ser. Pero desde el punto de vista de la "ciencia
oculta" está lejos de ser así. Como todos los demás deseos, la sed de licores está
en el cuerpo de deseos y es deber del Ego dominarlo por su propio poder de
voluntad. Por eso está en la escuela de experiencia que se llama vida, y nadie
puede hacer ese crecimiento moral por él, así como nadie puede digerir las
comidas por otro. La naturaleza no tiene necesidad de que se le corrija; cada uno
debe resolver sus propios problemas y dominar sus propios defectos mediante la
propia voluntad. Por lo tanto, si el hipnotizador mejora el cuerpo de deseos de un
borracho, el Ego en el borracho tendrá que aprender sus lecciones en una vida
futura si muere antes que el hipnotista. Si el hipnotista muere primero, el hombre
volverá inevitablemente a tomar de nuevo, pues entonces la parte del cuerpo vital
del hipnotista que tuvo el deseo malo refrenado, gravitará de regreso a su curso
normal y la acción se anula. El único camino para dominar un vicio
permanentemente es su propia voluntad. El hombre que usa su poder mental
indignamente es el peor de los humanos; así como el más dañoso criminal de su
clase.
El más engañoso de todos los males es aquel hecho sobre el plano mental de
acción, donde un hombre bajo la apariencia de perfecta respetabilidad, a menudo
bajo el manto de la benevolencia, puede marchitar la vida de otros, plegar sus
voluntades a sus propios fines, y no obstante aparecer como irreprochable y hasta
ser visto como un amigo y benefactor por su víctima.
Su transgresión es a menudo castigada durante la misma vida en la cual se
comete, pero frecuentemente en las vidas posteriores, encuentra su expiación, en
idiotez congénita. El crimen de determinados hipnotistas es, en el hecho, una fase
del "Pecado Contra el Espíritu Santo." El mal espiritual del hipnotismo bien puede
decirse que es el mayor crimen sobre la tierra y el mayor peligro para la sociedad.
PELIGROS DEL HIPNOTISMO
Dominar a las demás por el poder de la voluntad es un ataque mental, mucho más
reprensible que un asalto o ataque en el plano físico de acción. A este asalto
mental se le llama "hipnotismo" y está calificado en sus efectos, lo mismo que el
asalto en el mundo físico. Un hombre fuerte puede dar una palmadita amistosa
para hacer que otro haga su voluntad o puede darle un golpe que lo deje
inconsciente. El vendedor hipnotista administra exactamente la fuerza necesaria
para hacer que el cliente compre o adquiera algo que no necesita, o que no está al
alcance de sus medios, y se ilusiona a si mismo diciéndose que es un negocio
legítimo.
Malo y despreciable como es esto, no es, por lo menos, tan malo como los efectos
posteriores que produce la práctica de sumir a los "sujetos" en sueño hipnótico. La
enormidad de este crimen puede apreciarse únicamente cuando se puede ver el
efecto sobre los cuerpos invisibles del sujeto.
Una característica de los cuerpos invisibles del hombre es que operan bajo el
impulso de la Voluntad. Todo impulso que viene de Adentro tiene su origen en la
voluntad del hombre mismo, mientras que los incentivos para la acción surgen de
fuentes Externas, comúnmente llamadas "circunstancias" las que tienen su origen
en la Voluntad ajena. La diferencia entre el hombre de carácter fuerte, bueno o
malo, y el HOMBRE DEBIL, estriba en que el primero está impulsado POR SU
PROPIA VOLUNTAD, actuando desde adentro, lo que le permite hacer sus cosas
como él mismo determina sin tener en cuenta las circunstancias.
Por otro lado, el débil, que no tiene voluntad, es el juguete inerte de las
circunstancias, dominado por la voluntad de los demás, náufrago en el mar
tempestuoso de la vida.
Ninguna persona de voluntad fuerte puede ser dominada por un hipnotizador en
tal extensión que llegue a dominarse y los que mantienen una actitud mental
positiva no pueden ser dominados. De ahí que a la confiada víctima se le diga
primeramente que se ponga en actitud perfectamente negativa y que quiera
dormir. Los pases del hipnotizador se dirigen entonces hacia la cabeza, golpeando
la cabeza del cuerpo vital y arrancándola de la física, de tal manera que cuelgue
como un collar de gruesos rodillos en torno del cuello, como si fuera un cuello
arrugado.
De esta manera se corta la conexión entre el Ego y el cuerpo denso como en el
sueño y los vehículos superiores se retiran. Pero ahora hay una condición distinta
a la del estado de sueño. La cabeza del cuerpo vital no está en su debido lugar,
envolviendo y compenetrando la cabeza física de la víctima. Está ahora
interpenetrada por el éter del cuerpo vital del hipnotizador y de esta manera éste
tiene poder sobre su víctima.
Si sabemos lo que significa "interceptar una línea" tendremos la clave de la
relación entre el hipnotizador y su víctima por lo menos en cierto grado. Si un
hombre tiene un teléfono privado directo desde su casa a su oficina y alguien hace
una conexión entre las dos casas, podrá interceptar los mensajes, enterarse de los
asuntos del hombre de negocios, expedir órdenes, etc. El hipnotizador hace algo
semejante. Intercepta la línea de comunicación entre el Ego y el cuerpo denso de
su víctima interponiendo parte de sí mismo en la línea, y en virtud de ello puede
obligar al Ego a salir al mundo invisible y a obtener allí cualquier información que
desee, en lo posible; o puede hacer que el cuerpo denso del sujeto haga locuras o
ejecute actos criminales, de acuerdo con los deseos del hipnotizador.
Pero no es esto lo peor del hipnotismo. El mayor peligro y más grave para la
víctima está en el hecho de que una vez que parte del cuerpo vital del hipnotizador
ha sido introducido en el de aquélla, ya no puede arrojarlo completamente al
despertar. Una pequeña parte del mismo permanece y forma un núcleo mediante
el cual el hipnotizador puede obtener nuevamente ingreso y subyugar a su víctima
más fácilmente la segunda vez, y en cada ocasión se agrega algo más a ese
núcleo, y así la víctima va quedando gradualmente impotente y desamparada,
dirigida por la voluntad de su dominador e independientemente de la distancia,
hasta que la muerte del uno o del otro acaba con toda conexión. Este residuo del
cuerpo vital del hipnotizador es también el almacén de las órdenes que deben
ejecutarse en el futuro, implicando la realización de ciertos actos en determinado
día y hora, Cuando llega el momento requerido, ese impulso obra en la misma
forma que el resorte de un reloj despertador, y la víctima debe realizar la orden,
aunque sea el asesinato, sin saber que está influenciada por otro. Al morir el
hipnotizador, todas sus víctimas se libertan y ninguna sugestión subsiguiente
podrá ya influenciarlas.
Se arguye algunas veces que el hipnotizador emplea su fuerza benéficamente
para curar al bebedor y otros vicios, y se admite fácilmente que desde ese simple
punto de vista material así debe ser. Pero desde el punto de vista de la "ciencia
oculta" está lejos de ser así. Como todos los demás deseos, la sed de licores está
en el cuerpo de deseos y es deber del Ego dominarlo por su propio poder de
voluntad. Por eso está en la escuela de experiencia que se llama vida, y nadie
puede hacer ese crecimiento moral por él, así como nadie puede digerir las
comidas por otro. La naturaleza no tiene necesidad de que se le corrija; cada uno
debe resolver sus propios problemas y dominar sus propios defectos mediante la
propia voluntad. Por lo tanto, si el hipnotizador mejora el cuerpo de deseos de un
borracho, el Ego en el borracho tendrá que aprender sus lecciones en una vida
futura si muere antes que el hipnotista. Si el hipnotista muere primero, el hombre
volverá inevitablemente a tomar de nuevo, pues entonces la parte del cuerpo vital
del hipnotista que tuvo el deseo malo refrenado, gravitará de regreso a su curso
normal y la acción se anula. El único camino para dominar un vicio
permanentemente es su propia voluntad. El hombre que usa su poder mental
indignamente es el peor de los humanos; así como el más dañoso criminal de su
clase.
El más engañoso de todos los males es aquel hecho sobre el plano mental de
acción, donde un hombre bajo la apariencia de perfecta respetabilidad, a menudo
bajo el manto de la benevolencia, puede marchitar la vida de otros, plegar sus
voluntades a sus propios fines, y no obstante aparecer como irreprochable y hasta
ser visto como un amigo y benefactor por su víctima.
Su transgresión es a menudo castigada durante la misma vida en la cual se
comete, pero frecuentemente en las vidas posteriores, encuentra su expiación, en
idiotez congénita. El crimen de determinados hipnotistas es, en el hecho, una fase
del "Pecado Contra el Espíritu Santo." El mal espiritual del hipnotismo bien puede
decirse que es el mayor crimen sobre la tierra y el mayor peligro para la sociedad.